Son las 7:30 de la mañana, la carrera empieza a las 9 pero queremos estar puntuales. Desayuno para coger fuerza. Zapatillas y ropa cómoda porque hoy nos toca saltar, gritar, pasar nervios, acompañar y sufrir. Porque desde el otro lado también se sufre.
El corredor que corre kilómetros persiguiendo un objetivo concreto, preparado a conciencia e invirtiendo tiempo en el entrenamiento, se concentra en cuanto suena el pistoletazo de salida y, aunque en su cabeza pasen mil pensamientos, el conseguir tiempo o simplemente terminar la carrera es su prioridad.
Pero nosotros tenemos que ser su gasolina cuando ese objetivo se pierda, cuando la mente falle y quiera hacerlos desfallecer. Somos su gel de cafeína desde el casi primer kilómetro hasta el último. Porque cuando doblen la esquina, nos tienen que oír, que estamos aquí, que lo están haciendo genial y que ya queda menos.
La sonrisa del corredor es difícil de conseguir pero es un recurso seguro. Conseguir sacar una sonrisa es nuestro principal objetivo porque, el efecto positivo que se logra, aunque solo sea hacer el gesto, cambia el ánimo y la percepción de esfuerzo.
¿Cuántos corren hoy? ¿30,40? Pues estudiamos recorrido y nos dividimos los puntos fuertes. Este grupo se mueve del punto A al B, nosotros del C al D y tenemos todos los kilómetros cubiertos. En hora y media, nos movemos a meta y terminamos con el que lo necesite. ¿Todo listo? ¡Pues que empiece la carrera!
Porque con pancartas, banderas del equipo y pompones verdes vamos a hacernos oír: ellos corren pero nosotros lo hacemos con ellos. Rendirse no es una opción y por si se les olvida, nosotros se lo recordamos.
Los que corremos solo queremos llegar a ese punto donde sabemos seguro que nuestra cafeína vais a ser vosotros. La cuesta de San Vicente de Paúl comienza menos empinada gracias a vosotros, la llegada es más especial cuando entráis con nosotros y los dolores post carrera se nos olvidan después de un abrazo vuestro.
El otro día estuvisteis con nosotros los 21 KMS de la Media Maratón de Zaragoza pero sois imprescindibles siempre, en casa durante los 10K de la carrera del Roscón, dividimos en 21 KM de la media o inundando las calles de Sevilla en los 42Km de su maratón.
El ser supporter debería ser considerado otro deporte, tan agotador como la propia carrera. “¿Y los nervios? ¿No deberían ya estar pasando? ¡Les hemos perdido en la APP!”. Pero aquí están. Y sonríen. Objetivo conseguido.
Y una vez en meta las lágrimas también son compartidas e incluso algunos nos hemos llevado una medalla por los últimos metros recorridos de la mano de la última persona del equipo en llegar. Todo esto es lo que convierte un día de competición en un súper día en equipo.
Porque ellos, los supporters, los que nos guardan las sudaderas, los que nos gritan, nos acompañan en tiradas con la bici, montan un avituallamiento entre Alfocea y Utebo los días de tirada, los que se alegran contigo o lloran por tu objetivo no superado, los que alzan las banderas, los que recorren kilómetros andando, los que suben cuestas, los que te levantan, los que te sacan fotos para el Instagram o te graban entrando en META. Ellos son los que convierten a un EQUIPO de running en un EQUIPAZO de personas orgullosas de llevar esa camiseta verde. Son la ESENCIA y la pieza CLAVE de todo esto, nos hacen marcar la diferencia en cualquier carrera o momento en equipo. Nos recuerdan en Sevilla y nos esperan en Zaragoza.
Porque “tú eres el de verde al que no paraban de animar en toda la carrera.”
GRACIAS.